viernes, 10 de agosto de 2012

Rec 3, Genesis

Hace pocos minutos el agente de sanidad dio la orden de evacuar a la única sobreviviente de la infección en el edificio de la Rambla de Catalunya número 34. Los medios y la gente se atestan afuera. Unos gritan enfurecidos, otros tantos lloran. Otros simplemente cureosean. Otros no saben lo que sucede. De estos últimos, son la mayoría. El caos impera. Cuando sale la joven, asustada y conmocionada, una oleada de confusión azota a la multitud expectante. No saben quien es ni si saldrán más. Pero los agentes de sanidad saben que no hay otros. O al menos eso creen. Pero la orden estaba dada. La misión estaba hecha y solo quedaba quemar el edificio. Erradicar ese virus para siempre. Y así lo hacen. Pero que desagradable sorpresa el ver que el fuego no hace más que destruir las puertas
y paredes débiles del edificio para dar paso a una horda de terroríficas criaturas en llamas, sedientas de sangre. La gente huye despavorida por las calles de Barcelona mientras los mounstros atacan sin piedad. El pánico se apodera cuando la gente observa las atroces imágenes que proyectan las televisoras. Los que tienen armas comienzan a disparar, pero es inútil. El mal se ha apoderado de Barcelona. A lo lejos, sin que nadie la toque, la mujer que salió del edificio observa con una maligna sonrisa el caos que ha provocado. "Y esto es solo el principio..." murmura, y se aleja de entre la multitud, con el olor a pólvora y muerte en el aire, de cientos de poseidos que corren sin control por las calles, hasta perderse en la penumbra...

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